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Aguas subterráneas: fuente clave para la transición hídrica

Daniel Tugues Gerente general de Aguas Andinas

Por: Daniel Tugues | Publicado: Martes 2 de abril de 2024 a las 04:00 hrs.
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Daniel Tugues

El cambio climático llegó más rápido y profundo de lo esperado. Los últimos años hemos vivido escenarios hídricos que proyectábamos para mitad de siglo. Esta aceleración nos ha dejado con un rezago en infraestructura hidráulica que debemos abordar con la mayor celeridad.

Sabemos lo que hay que hacer para recuperar un abastecimiento sustentable en el largo plazo: nuevas fuentes de agua que no dependan de la meteorología, mayor capacidad de regulación frente a disponibilidades más variables, y un uso más responsable y eficiente del agua. Estas soluciones requieren de importantes inversiones en grandes proyectos, y cambios de sistemas y hábitos ciudadanos. Ya estamos en marcha, pero el proceso de transición va a demorar sus buenos años. ¿Qué hacemos por mientras?

“El acuífero central está sobreexplotado, pero es la baza que nos queda para tener un alargue mientras implementamos las soluciones de largo plazo, basadas en la naturaleza, para recuperar la sustentabilidad de esta fuente clave para la seguridad hídrica”.

En el corto plazo, sólo queda gestionar con lo que hay. En este sentido, quiero relevar el rol de la Junta de Vigilancia del río Maipo, organismo centenario que agrupa a los principales usuarios (agrícolas, hidroeléctricos y sanitarios) para gestionar las aguas del cauce que es la principal fuente de agua de la Región Metropolitana. Desde el inicio de la mega-sequía se trabajó para priorizar el abastecimiento de agua potable a la población. Y este trabajo profesional y colaborativo es el principal responsable de que no haya habido racionamiento en Santiago, aportando mediante transferencias de los otros usuarios hasta un tercio del agua que ha requerido la ciudad.

Pero esta solución contingente no puede considerarse definitiva, ya que sería desnudar un santo para vestir otro, afectando de forma permanente otros usos que también generan valor social, como la generación de energía renovable o la producción de alimentos.

Y es en este espacio, entre la contingencia y las soluciones de largo alcance, donde las aguas freáticas van a jugar un rol fundamental. Santiago se extiende sobre el acuífero central, un gran embalse subterráneo con reservas para abastecer la ciudad por medio siglo. Y este es un recurso que sabemos cómo aprovechar, con proyectos que en pocos años van a estar operativos.

Algunos han contado esta solución como el final de la historia. No lo es. El acuífero central está sobreexplotado. Se extrae más agua de la que se recarga de forma natural. Su nivel decae de forma acelerada, y mucho antes de agotar sus reservas presentará dificultades de extracción y tratamiento. Así que, más que la estación de destino es mejor que lo veamos como la baza que nos queda para tener un alargue mientras implementamos las soluciones de largo plazo, que deben incluir recargas gestionadas del acuífero: soluciones basadas en la naturaleza para recuperar la sustentabilidad de esta fuente clave para la seguridad hídrica.

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